jueves, 15 de noviembre de 2007

Política de Gerencia o Concesionario de Motos de ocasión

Ciertamente, la convivencia es siempre difícil. Un reto complicado cuando debe soportarse interactuando con individuos no vinculados al entorno familiar de uno mismo donde, en el peor de los casos, siempre nos queda aquello de que el roce hace el cariño y más aun cuando esta, debe ejercerse en reducidos espacios vitales tales como un islote, Puerto Urraco, la oficina…
De la convivencia en la oficina han nacido apelativos tan amables como: Cubo de plástico, que se raja cuando uno más lo necesita. El Bioquímico, que vive analizando las cagadas de los demás. Bisagra, que si no está en la ventana está en la puerta. Bujía de madera, que no tiene chispa para nada. Cucharada de moco, que nadie lo puede tragar. Dragón, que cada vez que abre la boca quema a alguien. Escombro, que donde está, molesta, etc.
Pero la palma a la hora de joder la concordia en la oficina se la lleva siempre el Gerente Motari o vendedor de motos, en su empeño por tener contento a todo el mundo, es capaz de de venderte a su madre a precio de ganga, o incluso regalártela. Lo lamentable es que a la hora de la verdad para ellos la ley de la oferta y la demanda se resume en, tu dame todo y si no estas contento a la puta calle!
Así que, a por ellos!
Moraleja: "Todos fuimos cocineros antes que fraile". Haz memoria y recuerdalo... Lo mismo acabas volviendo a los fogones.

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